La normalidad de los que esperan sentados
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Cuando trabajaba aún y estaba en todo este
proceso de rodearme de pensamientos nuevos y más inspiradores para mis
propósitos, adopté la costumbre de mirar mejor mi entorno.
Solía ocupar mi cabeza con pensamientos
muy locos sobre cambiar el estilo de
vida que llevaba y sobre mis metas de ser feliz (a mi modo de ver las
cosas). Por eso buscaba hacer una especie de limpieza de la gente con la que
invertía mi tiempo y me interrumpían con cosas banales, sin importancia para
mí.
Recuerdo que acostumbraba analizar su
forma de hablar, les hacía preguntas sobre temas controversiales llenos de
estereotipos que suelen sacar rápidamente la verdadera forma de pensar de la
gente. Esta fue y sigue siendo desde entonces mi mejor forma de mantener al
margen a ciertas personas. Aquellas a las que en este texto llamo “los que
esperan sentados”.
Gente común con pensamiento común
Para poder explicártelo mejor, puedes
pensar en este momento en una persona que en esencia la veas conforme con su
día a día, recuerda sus conversaciones, analízala, obsérvala en tu mente (si
puedes en persona mucho mejor), ahora pregúntate:
¿Le viste alguna vez, una chispa en los
ojos?
¿La escuchaste hablar sobre algo que
realmente cuente como pasión? (algo que no sea un chisme o un partido de
futbol)
¿Algo nuevo que se proyecte como un buen
cambio de rumbo en sus clásicos días?
Creo que tu respuesta será un NO rotundo.
(Si es lo contrario, mantén a esa persona a tu lado porque la buena energía se
transmite).
En
un primer momento me resultó difícil asimilar que venía muchos
años siendo una más del montón. Lo cual me resulta gracioso ahora, porque
justamente la tan dichosa sociedad no me veía así, de hecho, “yo había logrado
mucho para mi corta edad”.
Lo que había puesto como meta inicial
cuando empecé “una buena carrera profesional” se me había ido de entre las
manos sin siquiera haberme incomodado.
Luego me percaté que yo nunca fui una de
esas personas que van por la vida sin sueños, que es cierto -como te lo conté
en el otro post - los dejé
abandonados por mucho tiempo, pero no recuerdo haber vivido sin llevarlos
conmigo en algún rinconcito.
No sé lo que es vivir sin tener un sueño propio y me gusta saber que tú tampoco. No
se trata de caminar por la vida sin pensar, de dar los primeros pasos
aprendidos de otros y luego quedarse estancados en una etapa infinita que llega
con una vida tipificada por la sociedad.
Vivir
por vivir no debe ser una alternativa para nadie, pero siempre están allí quienes seguirán
por esa misma ruta, los que prefieren no arriesgar e irse por lo “seguro” por
lo estándar.
Por
qué salí del rebaño
Nunca me he considerado una persona
arriesgada, tampoco una persona muy positiva(algo que ya mejoré mucho), pero si una persona
independiente. Y esto lo he aplicado hasta con mi forma de ver la vida. Me
gusta jugar con los significados de lo que es y lo que no, con los pensamientos limitantes de la gente,
con lo que se supone que es bueno o malo. Me gusta romper parámetros.
Para cuando me di cuenta de cómo venía
llevando mi vida y de cómo estaba dejándome arrastrar por una especie de
corriente que llegó a partir de los 23 años con la gente mayor que yo, me fue
fácil abrir los ojos y decirme ¡Oye no, yo no quiero eso para mí!.
Sola, comencé a cuestionar mis
pensamientos. Los propios parámetros que me había encargado de repetir cual
ovejita clonada me estaban asfixiando y no me sentía yo misma. Mis emociones y
pensamientos no estaban de acuerdo entre sí y yo me estaba volviendo loca.
Entonces decidí limpiarme primero, salir
del rebaño, alejarme de quienes no me sumaban más, enfocarme en lo mío y alimentar día tras día esas ganas de vivir, de
viajar y buscar experiencias nuevas, afrontar
nuevos retos, tener ganas de ir más allá de donde estaba en ese momento.
Vivir cosas nuevas es salir de la normalidad
No te preocupes si con frecuencia tu
cabeza da tumbos por no saber cómo seguir, por no poder detener a ese bichito
que se te cuela por debajo de la almohada y te susurra que hay cosas por
cambiar, por mejorar, por crear o arriesgar.
No te preocupes si aún hay noches que no
puedes dormir por la larga cola de pendientes que tienes por hacer en esta
vida. No te preocupes si aún sueñas despierta con locuras que no has hecho pero
que sientes que merecen la pena, el riesgo, la risa, y la vida.
Preocúpate
por perder la búsqueda, por dejarte llevar a un camino seguro y sin novedades. Preocúpate por vivir más de 3 años en un
mismo cubo de 4 paredes, por rodearte siempre de los mismos pensamientos que no
te harán crecer, por un deseo de cumpleaños que no guarde una promesa de
hacerte reír hasta llorar.
Preocúpate
por perderte a ti misma, por no luchar, por dejar ir, por llegar a ser una
persona más que vive sin sueños reales. Preocúpate por no creer una vez más en
ti.
No te sientes a ver como la vida te pasa
por encima, deja eso para todo ese rebaño que ya se resignó a una vejez sin anécdotas geniales, a
llevar una vida “normal”. Esta vida es una y es solo tuya, así que vívela con
intensidad y sin prejuicios.
Gracias por compartir este post, te veo en los comentarios.
Un abrazo fuerte como el mar.
-B.
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